Las industrias de las criptomonedas y de la banca están inmersas en un duro enfrentamiento sobre el futuro de la regulación de los activos digitales. Mientras el sector cripto celebra hitos que marcan su transición de nicho tecnológico a activo de inversión principal, la batalla por definir el panorama financiero se libra en las principales agencias reguladoras, con visiones totalmente opuestas.

El hito de Coinbase en el Nasdaq
El ejemplo más claro de la aceptación generalizada de las criptomonedas es la inminente salida a bolsa de Coinbase Global Inc., la mayor plataforma de intercambio de criptomonedas de Estados Unidos. La compañía debutará este miércoles en el índice Nasdaq, marcando un hito para la industria. Esta operación, la mayor de una firma del sector hasta la fecha, ha situado la valoración de la compañía de San Francisco en unos 68.000 millones de dólares en transacciones de mercado privado este año, un salto exponencial desde los 5.800 millones de septiembre.

La integración en las finanzas tradicionales
La cotización de Coinbase representa el último gran avance en la aceptación de las criptomonedas, un tipo de activo que hasta hace pocos años era rehuido por las finanzas convencionales. “La cotización es significativa porque marca el crecimiento de la industria y su aceptación en el negocio general”, señaló William Cong, profesor de finanzas en la Universidad de Cornell. Este movimiento coincide con el récord histórico del Bitcoin, que superó los 63.000 dólares el martes, impulsado por el interés de grandes inversores, bancos como Goldman Sachs y Morgan Stanley, y empresas de renombre como Tesla.

La batalla regulatoria por las ‘stablecoins’
Paralelamente a este auge en los mercados, se intensifica la presión regulatoria en Washington. Las principales asociaciones gremiales de ambos lados han remitido numerosas cartas y comentarios al Departamento del Tesoro y a la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) para influir en la implementación de una nueva ley sobre las ‘stablecoins’ (monedas estables) y el destino de las licencias bancarias para empresas cripto.

La Ley GENIUS y el “vacío legal”
La industria cripto obtuvo una victoria legislativa este año con la aprobación de la Ley GENIUS, diseñada para crear un marco regulatorio para los tokens digitales respaldados por dólares. Sin embargo, la medida deja muchos detalles cruciales en manos de los reguladores, creando una brecha que la banca tradicional intenta aprovechar para obtener interpretaciones más favorables de provisiones que preocupan al sector.

La ofensiva de la banca tradicional
Grupos como la Asociación Americana de Banqueros (ABA), el Bank Policy Institute (BPI) y los Banqueros Comunitarios Independientes de América (ICBA) han presentado varias cartas al Tesoro. El punto clave de discordia es la prohibición de la ley sobre el pago de intereses o rendimientos de las ‘stablecoins’. Desde que el presidente Trump firmó la ley en julio, la industria bancaria ha expresado su preocupación por un “vacío legal” que, según ellos, permitiría a las firmas cripto ofrecer recompensas a los usuarios por otras vías indirectas.

Peticiones para cerrar la brecha
Tras apelar inicialmente a los legisladores, los bancos han centrado su atención en los reguladores. Han recomendado que la agencia prohíba tanto los pagos directos como indirectos por parte de los emisores de ‘stablecoins’, para evitar que las empresas eludan la prohibición a través de filiales o socios. El ICBA argumentó en una carta separada que permitir dichos pagos “es contrario y anularía el claro propósito de la ley”. Más allá de la intención legislativa, los bancos subrayaron su profunda preocupación sobre cómo las ‘stablecoins’ podrían afectar negativamente a los depósitos bancarios tradicionales.

Cautela inversora ante la volatilidad
A pesar del optimismo que rodea la salida a bolsa de Coinbase, algunos inversores institucionales han expresado una notable cautela sobre las perspectivas a largo plazo. La gestora de activos suiza Unigestion declaró que desconfía del revuelo (“hype”) en torno a las criptomonedas y que, como resultado, no comprará acciones de Coinbase. “Creemos que hay mucho frenesí y exuberancia en todo lo que parece cripto”, afirmó Olivier Marciot, gestor de carteras de Unigestion.

Los riesgos de un mercado emergente
Otros expertos señalaron riesgos evidentes, como la exposición de Coinbase a un activo altamente volátil y que todavía está sujeto a una regulación irregular y fragmentada, como demuestra la batalla en Washington. Fundada en 2012, Coinbase cuenta con 56 millones de usuarios en todo el mundo y se estima que gestiona 223.000 millones de dólares en activos en su plataforma, lo que representa el 11,3% del mercado de criptoactivos. Los resultados financieros más recientes de la compañía subrayan cómo sus ingresos han aumentado al mismo ritmo que el precio del bitcoin: en el primer trimestre del año, Coinbase estimó ingresos de más de 1.800 millones de dólares, una cifra que supera los 1.300 millones que ingresó durante todo el año 2020.

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