El Banco de España ha emitido una alerta sobre el debilitamiento de la economía española desde el verano, con un modesto crecimiento del 0,3% esperado para el tercer trimestre. Aunque mantienen su previsión para el año 2023 en un 2,3%, han reducido su proyección para 2024 en cuatro décimas, cayendo al 1,8%. Además, han advertido de un repunte en la inflación hasta mediados del próximo año.

Estos hallazgos se encuentran en el Informe trimestral de Proyecciones Macroeconómicas 2023-2025 presentado por el Banco de España. Sin embargo, no han tenido en cuenta la revisión al alza del PIB de 2020, 2021 y 2022 publicada por el Instituto Nacional de Estadística. Además, no consideraron la incertidumbre política sobre la formación de un nuevo Gobierno en España como un riesgo.

El Banco de España atribuye este estancamiento económico a varios factores, como la desaceleración de la economía global, especialmente en China y la Eurozona, el aumento de los precios de la energía y el impacto potencial de las tasas de interés más altas en el consumo y la inversión. Esto se debe a que las deudas, como las hipotecas y los préstamos, se vuelven más costosas, reduciendo la capacidad de las familias y las empresas para gastar e invertir.

El Banco de España también señala que esta desaceleración económica se refleja en la disminución del empleo, la confianza del consumidor y los indicadores de actividad empresarial.

A pesar de la desaceleración a corto plazo, el Banco de España mantiene su previsión de crecimiento para 2023 en un 2,3%. Esta previsión se debe a que algunos factores negativos se ven contrarrestados por otros positivos, como un mayor crecimiento del consumo privado y público, así como una mayor inversión.

Sin embargo, las perspectivas empeoran para 2024 y 2025, con una reducción en la proyección de crecimiento del PIB. El aumento de los precios de la energía, el deterioro del entorno económico global y las condiciones financieras más tensas explican esta revisión a la baja.

El informe también destaca un aumento en la inflación, que se espera que dure hasta mediados del próximo año. Esto se debe a factores como el aumento de los precios del petróleo y la expiración de las medidas públicas para mitigar los efectos de la crisis energética.

A pesar de las perspectivas negativas a corto plazo, se espera que los precios de los alimentos y la inflación subyacente se desaceleren gradualmente en los próximos años.

El Banco de España también identifica varios riesgos para el escenario macroeconómico, como un empeoramiento de la actividad económica internacional, un endurecimiento de las condiciones de financiación, un aumento inesperado en los precios de la energía y los alimentos, tensiones geopolíticas impredecibles y posibles retrasos en la ejecución de los fondos europeos.

Un riesgo particularmente destacado es el aumento de las tasas de interés, que podría tener un impacto negativo significativo en el crecimiento económico, según diversos modelos macroeconómicos. Una subida de 1 punto porcentual en las tasas de interés podría restar entre 4 décimas y 1 punto al crecimiento del PIB en el primer año.